Entre el cariño, respeto y admiración de los fieles a la Revolución Popular Sandinista, a la patria, al amor y la paz, fue reconocido póstumamente este primero de noviembre, el cantautor, compositor, poeta y guerrillero del arte, Pedro Pablo Martínez Téllez “El Guadalupano”.
Desde su natal León, en el histórico Paraninfo de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, León (UNAN-León), el militante sandinista y revolucionario fue distinguido con la Orden Augusto C. Sandino, en su máximo grado, Batalla de San Jacinto, por parte del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, presidido por el Cmte. Daniel Ortega y la Cra. Rosario Murillo.
“Aquí está tu pueblo, te queremos, no te decimos adiós, te decimos hasta siempre, entre todos los caminos que van hacia el futuro y el siempre más allá de nuestro general Sandino, por tanto, en uso de las facultades que confiere la constitución, se acuerda otorgar póstumamente la Orden Augusto C. Sandino, en su máximo grado, Batalla de San Jacinto al Cro. Pedro Pablo Martínez “El Guadalupano”, refirió el Cro. Gustavo Porras, presidente de la Asamblea Nacional y quien hizo entrega de la Orden.
Familiares, artistas de la danza y la música, así como centenares de nicaragüenses acompañaron el féretro del autor de obras musicales como “Canto de meditación” y la “Misa campesina nicaragüense “, en muestra de su cariño, respeto, admiración y para decirle que es de los muertos que nunca mueren.
“Nuestro padre fue fiel a su rojo y negro, fiel a su pueblo, a su cultura y a su identidad, mi padre nos enseñó a todos sus hijos, que los principios se llevan en el alma y se demuestran con las acciones, un buen revolucionario es ejemplo, nos decía”, expresó Pedro Martínez, hijo del compositor y militante revolucionario.
Pedro Pablo Martínez Téllez “El Guadalupano”, nació el 25 de junio de 1950, en el barrio Guadalupe de la ciudad de León, convirtiéndose en la encarnación del sandinista leal, revolucionario, amante y defensor de la paz y de la patria; con más de 700 canciones, acompañó cada proceso revolucionario del pueblo nicaragüenses, como la Gran Cruzada Nacional de Alfabetización, la que relució con el álbum “Convirtiendo la oscurana en claridad”.
Los y las nicaragüenses despidieron físicamente a “El Guadalupano” pero dejaron claro que siempre estará vivo en sus corazones y en la voz de quienes interpretarán sus canciones como muestra de la herencia, dignidad y amor revolucionario del pueblo