Félix Rubén García Sarmiento marcó la historia de la tierra pinolera que lo vio nacer, al forjarse camino a nivel mundial como “El príncipe de las letras castellanas” y “Padre del modernismo”; Rubén Darío es reconocido como un genio de la palabra y uno de los hombres más cultos del siglo XlX e inicios del siglo XX.
Nació un 18 de enero de 1867 en Metapa, hoy ciudad Darío en Matagalpa, aprendió a leer a los 3 años y con apenas 14 años, comenzó a escribir en periódicos de la época, publicando poemas, cuentos y relatos, sin embargo, fue su obra en verso la que le llevó a ser considerado una figura indispensable de la literatura universal.
La poesía de Rubén Darío dejó atrás las normas estrictas del realismo y huyó de lo cotidiano, fue además un viajero incansable y eso le ayudó a escribir de todo y por todo el mundo. Dentro de su poesía destacan los pensamientos sobre política y sociopolítica, defendiendo la paz y la patria, denunciando a los imperialistas y su afán de hurtar las riquezas de los pueblos.
Tras forjar su camino como periodista, diplomático y poeta, Rubén Darío regresa a su patria y a la ciudad de León el 26 de noviembre de 1915, junto a su esposa Rosario Emelina Murillo, desde donde con el cariño de su gente vive en una casa modesta del barrio San Juan, allí se dio su tránsito a la inmortalidad el 6 de febrero de 1916, siendo sepultado el día 13 del mismo mes, en la Catedral de León.
Rubén Darío es un símbolo de la identidad nicaragüense, con sentido y orgullo patriótico, el bardo eterno que con mucha gallardía y talento revolucionó el mundo de la literatura y dio una pauta para ser declarado por la Asamblea Nacional de Nicaragua como Prócer de la Independencia Cultural y Héroe Nacional, un 16 de marzo de 2016.