Carlos Fonseca Amador, símbolo de Libertad, Dignidad y Revolución en la UNAN-León

Hoy, 8 de noviembre, recordamos con profundo amor, orgullo y un inquebrantable espíritu revolucionario al comandante Carlos Fonseca Amador, quien hace 48 años emprendió su tránsito hacia la inmortalidad, dejando una marca indeleble en la historia de la UNAN-León y Nicaragua.

Su legado vive en el corazón de la comunidad universitaria, no solo como un símbolo de lucha, sino como un líder estudiantil que, con valentía inquebrantable y compromiso con la justicia social, se erigió como el reflejo de la firme convicción de que la libertad y la dignidad son derechos irrenunciables.

Carlos, a como lo dijo el comandante Tomas Borge es de los muertos que nunca mueren, y es así como este tayacán de la lucha sandinista nace el 23 de junio de 1936 en el barrio El laborío, Matagalpa. Desde su niñez, las calles de su ciudad lo vieron caminar con el sol de la mañana, cargado de periódicos y dulces, pequeños productos que, día a día, ofrecía con el fin de ayudar en la economía de su familia.

UNAN-León como cuna de la vocación revolucionaria de Carlos

El legado de Carlos Fonseca Amador está profundamente marcado por su lucha como estudiante universitario y por su papel fundamental en la fundación del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Desde sus inicios como estudiante de Derecho en la UNAN-León, fue un líder estudiantil en el Centro Universitario de la Universidad Nacional Autónoma (CUUN), donde canalizó su espíritu revolucionario hacia la organización y defensa de los derechos estudiantiles. Fue allí, en las aulas y en las calles, donde aprendió a movilizar a sus compañeros, a despertar conciencias y a fortalecer el compromiso colectivo en contra de la opresión.

Carlos, como estudiante y líder del CUUN, logró canalizar la fuerza transformadora de la juventud organizada, un principio que sería clave en la creación del FSLN, uniendo a campesinos, trabajadores y estudiantes con una visión clara de justicia y libertad, en una causa común contra la tiranía somocista.

Hoy, a 48 años de su tránsito a la inmortalidad, su legado sigue vivo en cada joven universitario que lucha por profesionalizarse, en cada persona que cree en el poder de la revolución para transformar la realidad y por supuesto en la implementación de la educación gratuita, como un derecho alcanzado bajo el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, presidido por el Cmte. Daniel Ortega y la Cra. Rosario Murillo.