Conmemorando los 65 Años de la Juventud Patriótica Nicaragüense

Hoy conmemoramos el 65º aniversario de la fundación de la Juventud Patriótica Nicaragüense, aquel partido político y movimiento social que, en 1960, sembró las primeras semillas de un sueño colectivo: una Nicaragua libre, soberana y justa.

En sus ideales se forjaron la valentía y la esperanza de una generación que, con noble determinación, se alzó frente a la violencia despiadada y los crímenes del régimen somocista, enfrentando con su lucha las sombras de un gobierno que oprimía y desangraba a la patria.

La Juventud Patriótica Nicaragüense no solo fue una organización, sino una chispa de cambio, un espacio donde germinaron las ideas que más tarde darían forma al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). En sus filas encontramos a compañeros que se convirtieron en pilares de la lucha revolucionaria: José Benito Escobar, Germán Pomares, Salvador Buitrago, Roger Vázquez, Julio Buitrago, Daniel Ortega, Fernando Gordillo, Manolo Morales, Jorge Navarro, Orlando Quiñónez, Ignacio Briones, Germán Vogl , Joaquín Solís Piura.

El compromiso incansable y la firmeza revolucionaria de estos jóvenes no se limitaron a enfrentar la tiranía somocista; sino que también fueron el pulso ardiente de una esperanza que, con valentía y visión, pavimentaron el camino hacia la unidad de las fuerzas populares, transformando el grito desgarrador de un pueblo en una causa organizada, guiada por la luz de la bandera roja y negra.

Así, en este crisol de ideas, sueños y sacrificios, tomó forma el Frente Sandinista de Liberación Nacional, una fuerza guiada por el ejemplo inmortal de los héroes y mártires de la revolución, convirtiéndose en el faro que iluminó el camino hacia un nuevo amanecer para Nicaragua.

Recordar este aniversario es mucho más que un acto de memoria; es un tributo a las raíces profundas que sostienen nuestra historia, una celebración de la fuerza indomable de nuestras convicciones y un llamado a mantener viva la llama de los ideales que iluminaron el sendero de nuestra lucha.

Es, además, una oportunidad para renovar el compromiso con la justicia, la soberanía y la dignidad, valores que siguen guiando nuestra marcha hacia un porvenir más justo, solidario y digno para todas y todos los nicaragüenses.