El 8 de noviembre de 1941, en una pequeña aldea de Les Roces, en Asturias, España, nacía un hombre que se convertiría en símbolo de lucha, compromiso y sacrificio, el Cmte. Gaspar García Laviana. Su vida, marcada por un profundo sentido de justicia, vocación y amor por los más oprimidos, trascendió las fronteras de su tierra natal, para forjar un legado en las montañas de Nicaragua, donde luchó por la libertad y la dignidad del pueblo nicaragüense.
Hijo de un minero asturiano, el Cmte. Gaspar García Laviana creció con los valores del trabajo, la solidaridad y la resistencia frente a la adversidad, estos ideales fueron el germen que más tarde se consolidaría en su vocación religiosa y política. En 1966, Gaspar decidió ingresar a la Orden del Sagrado Corazón y se ordenó sacerdote, sin embargo, no era un sacerdote común, era un cura obrero, un hombre comprometido con las causas sociales y la denuncia de la pobreza y desigualdades que sufrían los más humildes.
En 1972, el destino de Gaspar se cruzó con la tragedia del terremoto en Nicaragua, un evento que sacudió al país y dejó a miles de víctimas, ante la respuesta internacional de solidaridad, Gaspar fue testigo de cómo la ayuda destinada a los damnificados nunca llegó a quienes más la necesitaban, sino que fue desviada para beneficiar a los allegados a la dictadura somocista, esto lo impulsó a tomar la decisión que marcaría el rumbo de su vida, emigrar a Nicaragua para luchar contra la corrupción, la injusticia y la dictadura.
En Nicaragua, se hizo cargo de la parroquia de Tola, en Rivas, y más tarde de la de San Juan del Sur. Allí en su labor pastoral se convenció de que no bastaba con predicar sobre la justicia, sino actuar. En su corazón ardía una llama en contra del régimen opresor y aunque en varias ocasiones pensó en la posibilidad de asesinar al dictador Anastasio Somoza, pronto comprendió que la solución no era la muerte de un hombre, sino la erradicación de todo el sistema que oprimía al pueblo.
Así, el Cmte. Gaspar García Laviana se unió al Frente Sandinista de Liberación Nacional, adoptando el nombre de Comandante Martín, un nombre que resonaría en la historia de la lucha sandinista; se adentró en la selva nicaragüense, recibió adiestramiento militar en Cuba, se especializó en el manejo de explosivos y se convirtió en instructor de guerrilleros. Su determinación y valentía lo llevaron a convertirse en una figura clave del Estado Mayor del Frente Sur, bajo el mando de Edén Pastora, comandante Cero, uno de los grandes referentes del sandinismo.
El 11 de diciembre de 1978, a sus 37 años y vestido con el uniforme verde olivo, el Cmte. Gaspar García Laviana cae en combate, en un enfrentamiento con la genocida guardia somocista y así se convierte en un mártir de la libertad. Su nombre hoy, es símbolo de esperanza para los oprimidos, un testimonio de que el amor por el pueblo puede trascender cualquier frontera y un recordatorio de que, para cambiar la historia, no basta con ser testigos de la injusticia: hay que levantarse y luchar.