En Nicaragua por muchos años ha celebrado el día de la raza, cuando la historia delata la conciencia y revela los recuerdos apoyados por semblanzas de quienes se dedican a escudriñar entre las cenizas de la escritura, de aquellos que nos dieron la vida desde su nativa sabiduría y de otros que el descaro de sus acciones no fue basto para dejarnos los deletreos de sus injerentes humillaciones que aún nos retuercen la sangre de una nación adolorida. Hoy recordamos 530 años y corregimos nuestro nombre a día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular como parte del compromiso con la educación desde los diferentes subsistemas educativos.
Sin embargo, y tal vez pecando en la ignorancia, nuestros indígenas fueron cambiando sus danzas, sus bailes, sus vestimentas y así recordaron su valor, desde obras de teatro callejero como el Güegüense, acto imprudente exhibido en las narices de las autoridades coloniales españolas, civiles y militares, esos que se creían sus eternos dueños, la mejor muestra de revelación ante los dolores causados, espectáculo maestro idealizado por nuestros aborígenes.
No estuvimos ahí para decírselos, pero somos orgullosos de la herencia cultural, de esa mezcla multiétnica que deleita al mundo con su belleza distintiva.
En la Bicentenaria UNAN -León reconocemos la importancia de no perder lo que nos hace únicos y atractivos en el diverso mundo, y trabajamos en conservar y preservar nuestras raíces, así, nace el ballet folclórico tradicionalista, una forma alegre y conjunta en la que nuestros jóvenes se divierten, recrean y deleitan a quienes admiran cada una de sus presentaciones.
La bachiller Jennifer Lovo, integrante del ballet folclórico tradicionalista expresó que se motivó a pertenecer a esta agrupación por que tiene amor al baile, a su universidad y de esa manera forma parte de la replicación de la cultura en nuestro país.
“Es importante que nosotros como grupo danzario, podamos expresar nuestros sentimientos y la cultura de este pais, es necesario que las demás personas conozcan de ella y por medio del baile realizamos eso. Yo les diría a otros estudiantes que se unan porque es muy bonita la experiencia”, completó Lovo.
El docente, promotor cultural y director del ballet folclorico tradicionalista Jorge Luis Saenz Moreno, explicó que esta agrupación esta destinada a rescatar la cultura ya perdida, una gran tarea que inicio desde el 23 de febrero del 2021.
“En especifico buscar bailes como Toro Huaco, los Mantudos, la Yegüita, esos bailes que están por olvidarse, de los cuales hemos recopilado información durante todo este tiempo y que esperamos mantenerlos vivos. Desde que yo era bailarín observaba que antes el folclor era mas tradicional, mas autóctono. Ahora con la actualización y la globalización de las cosas se ha divergizado nuestra cultura. Sin embargo los jóvenes de UNAN-León siguen motivados en aprender, ahora somos 26 integrantes pero esperamos crecer mucho mas. Estos jóvenes han aprendido a dividir el tiempo entre sus clases y el ballet, un esfuerzo que se debe reconocer y aplaudir porque son los encargados de mostrarle a las futuras generaciones nuestra herencia danzaria”, explicó Saenz.
Todos tenemos la obligación de proteger y compartir el patrimonio que nos dejaron nuestros ancestros, como símbolo de honra a todos los dolores milenarios, decapitaciones y violaciones sufridas. Somos los jóvenes los completos responsables de lograr un equilibrio en el país.
En nuestra Alma Máter UNAN-León, quienes bailan, cantan, declaman y mantienen vivo el legado cultural y tradicional es la ferviente juventud firme en amor a su identidad gracias a la estabilidad de un país libre, digno y soberano. Esto lo podemos observar en la Tertulia virtual Cultural “Resistencia Patrimonio de Nuestros Pueblos”
No olvidemos quienes somos en las actualizaciones del mundo y actuemos como sabios indígenas, adaptemos nuestra vida a las nuevas circunstancias sin perder características originales de nuestras danzas, artes, sazón, vivencias, creencias y lenguas.